Casualidades

Luego de publicar el texto "Escritores", se me apareció esto que sigue y que con tanto dolor escribió don Paco Urondo. Parece contestar algunas cosas. Azar puro.



Milonga del marginado paranoico

Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.


Fuente: "Poemas Póstumos", Paco Urondo.

Escritores

Pelea como el viejo Ambrose Bierce, ponte triste como la bella de Alejandra Pizarnik, suda como el querido Ernest Hemingway, hazlo con la pasión de Clarise Lispector, vuela como el divino Julio Cortázar, pregunta como Rodolfo Braceli, talla con la precisión de García Márquez, insiste como el tremendo Onetti, clava puñales como Truman Capote, pon misterio como Edgar Alan Poe, ríe como Mark Twain, llora como Marosa Di Giorgio, se breve como Juancito Rulfo, canta como Juan Villoro, revoluciona como el Sub Marcos, salta como Mario Benedetti, conquista como el maravilloso Juan Gelman, sueña como Osvaldo Bayer, denuncia como Walsh, resiste como Arlt, ama como Oliverio Girondo, inventa como Asimov, cuenta como Carlos Fuentes, investiga como Octavio Paz, vive como Enrique Medina, acaricia como Miguel Hernández, se digno como Eduardo Galeano. Siempre digno.

Músicas

Como todos los textos, este también está dedicado a Mercedes.

De qué rincón del planeta sacaste esa música, mujer, que te hace bailar y nos hace bailar a los hombres que te vemos y deseamos en las noches de cantos y fogatas liberadoras. De qué planeta viniste, me pregunto, para hacernos volar y saltar, para hacernos gritar y callar y llorar.
Naturaleza

desmalezamiento del pasto en las profundidades del río
arado de la arena en el piso de la mar
plantaciones de árboles en el cielo de la tierra

Algo

del sueño de anoche, mujer, te fuiste
con alguien huíste, sin decir adiós
y lo que es pero aún, has regresado
¿en dónde anduviste, muchacha, en dónde
mientras yo dormía y tu también?

MARQUINA EN LA MAÑANA REPARANDO LOS RASTROS QUE LA DEBILIDAD LE DEJA CUANDO DUERME

Por Daniel Durand.

no permitas que nadie te enseñe a escribir, no dejes que nadie te de indicaciones, no te desalientes, no preguntes, aprendé solo , fijate que la inmensa mayoría es basura, que no te guste lo que escribís porque le gusta a la que te gusta, si lo que escribís le gusta a la que querés tirá todo eso, dejá lo que no entendés, no tirés nunca lo que te da vergüenza, poné los nombres verdaderos de tus parientes y amigos, si los cambiás vas a ver que ya no existen, y no se puede escribir de lo que no existe, no dejes que nadie te alabe, cuando te digan que es muy bueno lo que escribís empezá con otra cosa, si se te ocurre un poema escribí en prosa, si te viene una novela, escribí un poemita, nunca corrijas textos que sabés que pueden mejorar , corregí lo que no te acordabas que existía, no te olvides que los bailes están cargados, alguien los puso ahí para que vayas y creás que podés contarlos, escribí de lo que va a pasar como si estuviera pasando, inventá una escritura biográfica, no dejés que la realidad destruya tus papeles, cambiá la realidad para que se parezca a lo que escribís. Si cogés que sea para contarlo, no te encames por amor, nunca, si sufrís que sea para darle existencia a un personaje, no dejés que la experiencia te sirva para algo fuera de la literatura, sé un perro, siempre, apostá al caos, el tiempo después ordena todo, lo junta, la gente le pone nombre a todo lo que hiciste, no hagás caso, de nada, no sirve estar triste por lo que pasa, los que te destruyeron te odian, nunca olvides eso, los que te odian te envidian, no hay vuelta, los que te envidian te aman, y no olvides que esa noche de gloria es eterna y sirve para siempre, nunca vas a poder quejarte. ah, me olvidaba, hay que borrar todo esto…



(De: “Marquina”, incluido en “El Estado y él se amaron”)