¡Maldición! Yo sabía:
cuando los vi, dije:
“chau, esta tarde ganan”.
Eran los jugadores
del Lobo de Concepción
que iban en colectivo,
todos, súper relajados.
Algunos me miraron
a los ojos.
Casi les bajé el pulgar
como diciendo
“hoy pierden”.
Pero no me animé
y los jugadores
de patrón
se comieron dos pepas
por culpa
mía.