Mi vecina escuchaba a los guns
cuando yo tenía 8 años.
Era fanática y adoraba la fama
como un triunfo a la eternidad.
En casa mi abuela se enojaba
por los parlantes a todo pedo
que aturdían sus pensamientos
de otra época.
Mi vecina nunca se dio cuenta
que el anonimato es la mejor arma
para los que son infelices.
Hoy escucho los guns
y mi abuela no recuerda el pasado.
La felicidad de ella depende
de verme a mí cantar
con un inglés de mierda.
-En "El último clásico", Ariel Delgado. Ese es otro que bien baila editorial.
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