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IV
Parece un toro nadando.
El motor no para nunca.
Cientos de argentinos y uruguayos
van de aquí pa llá
todos los días del año,
salvo en los crepúsculos
de navidad, año nuevo
y el día del trabajador.
O sea: justo cuando
me paseo por Concordia
esas fechas fiesteras,
justito ahí, se me vienen
las ganas locas de besar
a mi damita en tierras del viejo Onetti.
Pero no se puede.
Los comandantes panzones del barquito
están tirados borrachos
e inconscientes de tristeza
o de felicidad según se lo mire
de éste o aquél lado de la frontera
acuática.