Ingenuo inverosímil

Yo, que soy un ingenuo inverosímil,

que escucho la música que me dicen que escuche
que veo las películas que me dicen que vea
que leo las cosas que me dicen que lea,

sin embargo, nunca

jamás

me voy a creer la siguiente posible noticia:
el Burrito Ariel Arnaldo Ortega jugará en Boca.

Eso sí que no.

Así se ve Buenos Aires desde acá

Así se ve Buenos Aires desde acá:
el tren ese que nos tomamos para ir a no sé dónde;
el cementerio de la Recoleta era, para ver la
tumba de Evita.
Luego, nos fuimos para el centrito cultural, al ladito
nomás, y vimos una muetra de un fotógrafo de nuestros pagos.
Después quisimos comprar libros
y encontramos uno de Gelman y otro de Clarice.
A la vuelta, esos túneles tremendos, pura oscuridad,
puro misterio.
Una banda de rock, luego Belgrano C, Retiro, Paraná.

Otra vez en casa, esperando el otoño,
la música brasileña, las charlas, los cuentos leídos,
los versos de Calveyra, una comidita. Todo eso.

Lanchita

Hay un barquito que va de Concordia a Salto
todos los días del año.
En realidad, yo le digo barco, pero ella
siempre me dice que se llama lancha, no barco.

De una costa a la otra van uruguayos y argentinos
a comprarse las cosas.
En realidad, a los orientales
les conviene más por el tema del cambio.
Las familias se pasan con sus bolsos llenos
de arroz y fideos.


Los botijitas miran las aguas del río Uruguay
y piensan: ¿de qué lado está el sol?

1958

Una madre, siete tíos, dos abuelos.
Luego, más tarde, una bisabuela.
1958, el Atlántico.
¿Cuántas ciudades luego de España?
Casi nadie lo sabe. ¿Por qué vivir
así de lejos?

Es lo que intuyo:
los llantos te acercan un poquito
más a tu casita de Alicante, mamá.

Pep Guardiola

Sé que nunca te vas a encontrar
con este poema, Pep.
Ya ni me importa que ganes 8 millones de euros
por año. En realidad nunca me importó.
Cuándo fue que decidiste ser tan grande, me pregunto
cada vez que veo los partidos de tu equipo.
Siempre me entusiasmo con el modo en que usás el lenguaje. Estoy viendo cómo copiarte sin ser tan grosero.
Muy fácil que digamos, no debe ser tocar la mente de estrellas tan altas en el firmamento futbolero.
Fue increible el día que supe que leías poemas. Yo le conté a ella y luego me puse a llorar como un nene. Sospecho, tus poesías escritas deben ser inolvidables.
Cuando pueda, yo debería agradecerle a Juan Villoro el hecho de haberte conocido. Lo bien que te pintó alguna vez, es imposible superarlo.
Y eso que le dijiste a tu jugadores el día de la final: "si perdemos, continuaremos siendo el mejor equipo del mundo, pero si ganamos, seremos eternos". Bello y sublime.
A parte, otra cosa: ¡cuánto me hacés acordar a mi hermano!

Episodios

La casita de calle Estado de Israel,
el duplex de calle Illia, el otro departamento
a pasitos del Maracone, la mansión cerquita
de la terminal. Ahora miro el techo en Laprida y
Catamarca.

Los goles de River gritados en cada hogar. Pienso
en el fútbol.

Todos mis recuerdos son episodios con la pelota
o los episodios de mis recuerdos son una pelota.

¡Mais tapas desiguales!



[Foto: L. G]

Demente

Por qué no te gusta Symns, le pregunté, ¡el loco te tira la posta!, argumenté. Pero la posta no es para la poesía, me dijo. Pero el viejo bate la posta para los pelotudos, para los que piensan que él es sólo un demente, le dije. Sí, además de demente, es un genio bastardo, agregué poco convencido.