Otras artes
Queridos Picasso y Dalí, queridos Beethoven y Mozart, queridos Whitman y Poe, queridas Pizarnik y Alfonsina, queridos Hernández y Lorca, queridos Neruda y Jara, queridos Shakespeare y Stevenson: qué distintas hubiesen sido sus artes, qué otras hubiesen sido sus creaciones, si hubiesen visto el gol más bello del mundo.
Las músicas
Si Pancho Villa y Emiliano Zapata, si Marx y Engels, si Lenin y Trostki hubiesen escuchado las músicas de los Beatles, hubiesen cambiado los sentidos de la palabra revolución.
Planes
Ni pienses que tengo planes de besarte. Maldita tú eres entre todas las mujeres. La ida de tu cuerpo enfada. Pero más irrita la violencia en la ausencia de tus palabras.
Hechos
Estábamos andando volando
Estábamos acariciando viajando
Estábamos aprendiendo volviendo
Estábamos armando vagando
Estábamos avanzando viendo
Estábamos anocheciendo viviendo
Estábamos acariciando viajando
Estábamos aprendiendo volviendo
Estábamos armando vagando
Estábamos avanzando viendo
Estábamos anocheciendo viviendo
Experimento
La poesía te transforma la cara. ¿De dónde vienen esos rayos? Gelman, Benedetti, Urondo y Pizarnik se te meten adentro y tu cuerpo es un experimento sin nombre.
Casualidades
Luego de publicar el texto "Escritores", se me apareció esto que sigue y que con tanto dolor escribió don Paco Urondo. Parece contestar algunas cosas. Azar puro.
Milonga del marginado paranoico
Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.
Fuente: "Poemas Póstumos", Paco Urondo.
Milonga del marginado paranoico
Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.
Fuente: "Poemas Póstumos", Paco Urondo.
Escritores
Pelea como el viejo Ambrose Bierce, ponte triste como la bella de Alejandra Pizarnik, suda como el querido Ernest Hemingway, hazlo con la pasión de Clarise Lispector, vuela como el divino Julio Cortázar, pregunta como Rodolfo Braceli, talla con la precisión de García Márquez, insiste como el tremendo Onetti, clava puñales como Truman Capote, pon misterio como Edgar Alan Poe, ríe como Mark Twain, llora como Marosa Di Giorgio, se breve como Juancito Rulfo, canta como Juan Villoro, revoluciona como el Sub Marcos, salta como Mario Benedetti, conquista como el maravilloso Juan Gelman, sueña como Osvaldo Bayer, denuncia como Walsh, resiste como Arlt, ama como Oliverio Girondo, inventa como Asimov, cuenta como Carlos Fuentes, investiga como Octavio Paz, vive como Enrique Medina, acaricia como Miguel Hernández, se digno como Eduardo Galeano. Siempre digno.
Músicas
Como todos los textos, este también está dedicado a Mercedes.
De qué rincón del planeta sacaste esa música, mujer, que te hace bailar y nos hace bailar a los hombres que te vemos y deseamos en las noches de cantos y fogatas liberadoras. De qué planeta viniste, me pregunto, para hacernos volar y saltar, para hacernos gritar y callar y llorar.
De qué rincón del planeta sacaste esa música, mujer, que te hace bailar y nos hace bailar a los hombres que te vemos y deseamos en las noches de cantos y fogatas liberadoras. De qué planeta viniste, me pregunto, para hacernos volar y saltar, para hacernos gritar y callar y llorar.
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