Allí van, allí marchan los poetas
de las fantasías urbanas. Son apenas tres:
el joven Heer, el supremo Durand
y el maestro Juancito Desiderio.
Parecen un ejército libertador;
van remando las siestas vacías de Paraná.
Como inmensas montañas me enfrentan,
me interrogan, me tientan, me saludan
y se marchan y se escapan y desaparecen.
Antes, los guío en su travesía.
Sus espectros se esconden tras el horizonte.
Si los he visto, no recuerdo.
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